16 jul 2012

Cazadores: Michelle. Parte 20.


Antes de continuar con la historia, una (no tan) pequeña nota de la autora:


Estimados lectores:

Como habrán notado ya, esta historia es un poco más compleja y rebuscada que la de Zach y Vicky. No sé si eso es algo bueno o malo, ya ustedes me lo dirán. Lo que sí noto es que en este formato, en entregas, se hace un poco más difícil de seguir que cuando uno la tiene en papel (o en un archivo) todo de corrido. Por lo tanto, quizás sean necesarias algunas aclaraciones para no obligarlos a volver atrás seiscientas veces.
Como dice la nota al costado de este blog, la historia de Michelle empieza dos años después de donde quedan Zach y Vicky, cuando Michelle regresa a la casa de los Collin. Inmediatamente, hay un cartelito que dice: "Cinco años antes...", el cual da inicio a un flashback, a como Michelle conoció a Vicky y su familia, y a la historia de este nuevo personaje. Este flashback terminó en la parte 19, es decir, en la entrega anterior a esta que están leyendo ahora.

Para que no tengan que volver a la primer entrega les recuerdo lo que había pasado: Michelle toca el timbre. Se vio movimiento en la ventana de Vicky y luego se abrió la puerta, en la que solo se veía oscuridad. Allí fue donde quedaron, y allí retomará la historia en este momento, solo para volver pronto al pasado, pero a uno más cercano: los últimos meses en la vida de los personajes que ya conocíamos, las consecuencias de lo que pasó antes. Ya sé que esto es complicado de seguir. ¡Por favor no me odien! Cuando empecé a publicar esta historia solo estaba escrita hasta la parte 19, todo lo demás eran escenas sueltas y notas en un documento en mi computadora. ¡Jamás imaginé que se iba a complicar tanto!

Lo que me lleva a un nuevo punto. Terminé de escribir la historia la semana pasada. Por razones personales no tengo tiempo de releerla y corregirla como es debido. Las opciones son: publicarla como está o esperar hasta fin de año. Todos sabemos que no estaría bien hacerlos esperar tanto, así que les pido disculpas con anticipación si hay cosas que no quedaron como corresponde. 
Ahora sí, dejo de torturarlos. Espero que disfruten de esta historia tanto como yo. Y no duden en comentar de forma positiva o negativa. Todo ayuda, todo suma y todo es bienvenido. Estoy complicada con el tiempo, pero prometo responder cualquier pregunta que les surja si la formulan. Gracias por leer.



Luthien

P.D.: La historia pasa a publicarse dos veces por semana, lunes y jueves.



Cazadores: Michelle. Parte 20.


De vuelta al tiempo actual.

MICHELLE

– ¡Michelle! – exclamó la voz de la muchacha desde las sombras, abalanzándose sobre ella y abrazándola con fuerza. Por un momento lo único que hubo frente a sus ojos fue un manojo de rizos negros.
– De todas las visitas inesperadas, esta es la única que me da gusto – agregó la chica mientras se separaba y le dejaba espacio para entrar – ¿Qué te trae por acá y a esta hora?
Michelle avanzó en silencio intentando verla con claridad en las sombras. La chica caminó hasta la cocina y prendió una luz, invitándola a sentarse. Había algo en ella que no era normal, aunque no lograba precisar que.
– Vicky – le dijo después de un momento a modo de reconocimiento. Debía haber algo en su mirada que le demostró su malestar, porque la muchacha dejó de sonreír un momento.
– Si, ya sé – le dijo mientras se recogía los rizos y dejaba a la vista el rostro de una muchacha de diecisiete años –. No parezco de diecinueve. ¿Verdad? Ni parezco humana tampoco.
Michelle la observó nuevamente. ¡De eso se trataba! Por primera vez veía en el rostro de Vicky la cara de un vampiro: esos inexplicables rasgos sobrenaturales que daban a entender que aquello que uno tenía en frente no era humano y era… peligroso. Hermoso y peligroso a la vez.
– ¿Qué fue lo que pasó? – le preguntó sin poder quitarle los ojos de encima.
– Yo… fui parte de la primera transformación doble de la historia y… estuve muerta tres días – respondió la chica con el tono más casual que pudo encontrar y una sonrisa visiblemente forzada.
Le fue imposible ocultar su sorpresa, lo que le provocó a la muchacha un ataque de risa. Sin decir nada se acercó al horno y puso agua a calentar. Acto seguido sacó dos tazas de la alacena y empezó a pasearse por la cocina buscando todo lo necesario para preparar dos tazas de café.
– ¿Y quién era la otra persona de la… doble transformación? – preguntó nuevamente Michelle tras un esfuerzo por volver a encontrar su voz.
El rostro de Vicky se ensombreció.
– Zach era… un cazador. Salimos durante un tiempo.
– ¿Un cazador? Parece que es un mal de familia, eh – Vicky no pudo evitar sonreír ante aquel comentario. Michelle le devolvió el gesto con algo de alivio. – ¿Y qué pasó que dejaron de salir?
– Es… una historia larga – respondió la morocha alcanzándole una taza y sentándose en una de las banquetas del desayunador. Ambas quedaron cara a cara con las tazas humeantes entre las manos.
– Bueno… A menos que tu papá pueda atenderme ahora mismo, creo que tenemos toda la noche para que me cuentes – le dijo ella esbozando una sonrisa. Sabía que Tom estaba durmiendo y lo conocía lo suficiente como para saber que no iba a levantarse por ella a aquella hora. Siempre había sido una persona muy particular, incluso para ser vampiro.
Vicky asintió. Michelle tenía razón.

Dos meses antes…

VICKY

Linkin Park - Ppr-kut

No se había percatado de las voces hasta unas semanas antes. Habían empezado como murmullos casi imperceptibles y de a poco se habían vuelto más y más claros. Un día, sin darse cuenta, estaba respondiendo una pregunta que su madre no había formulado y entonces lo supo: estaba escuchando lo que la gente pensaba. Por eso las calles y las clases se sentían tan ruidosas. Al bullicio habitual estaba sumándole lo que ella captaba y estaba solo en su cabeza (y en la de cada una de las personas individuales que la rodeaban). No había tardado en volverse una pesadilla que le producía una migraña casi constante y la ponía de pésimo humor y si algo tenía muy claro era que los analgésicos eran inútiles en la sangre de un vampiro. Lo había intentado de todos modos sin resultados. Tenía que aprender a tolerarlo. Y a controlarlo. ¿Pero cómo?
Esta nueva capacidad había hecho que miles de interrogantes empezaran a acosarla. Si aquello era parte de su transformación… ¿Cabía la posibilidad de que, tarde o temprano, ella y Zach terminaran convertidos en hijos de la noche, incapaces de exponerse a la luz del sol? Y si esto sucedía: ¿Cuándo sería? ¿Cuánto tiempo tenía para disfrutar del sol?
No tardó en darse cuenta de que Zach estaba pasando por lo mismo. Pasados los primeros días, cuando la sed volvió a atacarlo, el muchacho había empezado a mostrar hostilidad: su nueva condición no le agradaba en lo más mínimo. No hacía más que recordarle que toleraba aquello solo por ella, que hubiera sido incapaz de hacerlo solo. Ahora, dos años más tarde, este nuevo síntoma había despertado su hostilidad nuevamente. Zach estaba intratable. Incluso Liz y Dylan habían notado que algo no andaba bien, aunque el muchacho había preferido no decir nada para no incomodarlos. Vicky ya no se sentía a gusto en su casa desde que sus padres sabían que podía escuchar lo que pensaban, si bien no con tanta claridad como con personas comunes: la mente de un cazador se percibía algo confusa, la de un vampiro era casi impenetrable. Probablemente con un esfuerzo que ninguno de los dos estaba dispuesto a hacer. Pero ciertos pensamientos se proyectaban de todos modos y a nadie le gustaba la invasión de la intimidad.
Justamente de eso le hablaba Liz mientras salían de clase. Jamás lo habían planeado, pero ambas habían terminado estudiando la misma carrera en la misma universidad, por lo que coincidían en la mayoría de las materias. Esto había hecho que su amistad se volviera aún más sólida. La otra parecía haber aceptado sin problema que ella y Zach estuvieran de novios y jamás había mostrado ningún tipo de oposición. Las pocas veces que Vicky había intentado sacar el tema, al principio, esta se había limitado a argumentar que de no ser por ella, Zach estaría muerto y que por lo tanto ella no tenía derecho a intervenir si él a había elegido. Con el tiempo quedó claro que el solo hecho de que el muchacho siguiera con vida era más que suficiente para ella. Había aprendido a verlo como él la veía a ella. En ocasiones se preguntaba si esto era verdad. Ahora que podía comprobarlo no quería hacerlo. Ojos que no ven, corazón que no siente, dicen. Hay ciertas cosas que es mejor no saber.
Liz le llamó la atención. Se había perdido nuevamente en sus pensamientos y el barullo. Tenía que encontrar la forma de concentrarse en una cosa a la vez y no dejar que lo demás la distrajera.
– Perdón, no sé donde tengo la cabeza – le respondió. Liz le sonrió.
– ¿Dormiste anoche? Tenés unas ojeras espantosas. Nunca había visto un vampiro tan ojeroso en mi vida.
Vicky le devolvió la sonrisa, pero sabía que no se veía sincera.
– Vicky. ¿Qué pasa? Zach está insoportable y vos vivís en las nubes. Parece que ninguno de los dos estuviera durmiendo. ¿Pasó algo? ¿Discutieron? – la voz de Liz indicaba preocupación. Su mente le decía que así era. De verdad quería hablar con ella, contarle lo que pasaba. Pero Zach nunca se lo hubiera perdonado y corría el riesgo de que Liz se distanciara también de ella. Poder leer su mente era invadir un espacio que no le correspondía.
– No es nada – mintió finalmente conteniendo un suspiro –. Estamos los dos con muchas cosas en la cabeza. Y hay cosas a las que Zach no se termina de acostumbrar todavía.
– Pero ya pasaron dos años – replicó su amiga con sorpresa –. Pensé que después de todo este tiempo…
– Convertirse en un vampiro no es cosa simple. La sed es difícil de manejar. La dependencia de la sangre es algo a lo que no todos se acostumbran. Y lleva tiempo; mucho tiempo. Dos años no es nada para alguien que va a vivir eternamente – mientras decía esto, los ojos de Vicky se iban ensombreciendo. Eternidad: no estaba segura de poder tolerarla; no así, al menos.


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