Si encontrar a su padre hablando con su tío al que nunca había conocido la había sorprendido, enterarse de que tenía una prima casi de su edad y tenerla frente a sus ojos había sido la noticia más inesperada de toda su vida. Por primera vez en mucho tiempo las cosas parecían prometedoras. Al menos tendría alguien que supiera que era esto de crecer siendo un vampiro para compartir experiencias. Tal vez su padre se decidiera a hablar sobre ella en el clan, a dejarla formar parte…
Milena era tímida. Sus ojos eran de un gris casi transparente que gritaban vampiro a los cuatro vientos. Una persona que no supiera de ellos los hubiera considerado muy impresionantes. Ella estaba fascinada. La otra, por su parte, estaba encantada con los rizos negros de Vicky que parecían tirabuzones. A pesar de todo esto, ambas parecían no saber como empezar realmente. Todo era demasiado nuevo e inesperado.
Un grito desgarrador borró las sonrisas de los rostros de los presentes. Milena y William miraban a los dueños de casa con sorpresa. Los ojos de Tom y Vicky estaban en la escalera: Michelle. Con la velocidad propia de los de su especie, él corrió hasta arriba, seguido de cerca por los otros tres. Al llegar a la puerta de su habitación, la imagen la dejó pasmada por un momento: Michelle estaba frente al diario que llevaba leyendo desde que había llegado. Dos lágrimas surcaban su rostro y sus manos estaban aferradas con fuerza a su cabello húmedo y desordenado que apenas llegaba a cubrirle el cuerpo desnudo.
Sin decir una palabra, Vicky apartó a su padre de la entrada y se metió en su habitación, cerrando la puerta a su espalda y dejando a los demás afuera. Antes de acercarse a la muchacha revolvió la poca ropa que tenía y le alcanzó un vestido simple para cubrirse. Michelle seguía llorando, murmurando cosas que ella no llegaba a entender en algo que parecía francés, inconsciente de su presencia.
Vicky la observó, angustiada, y se le acercó, intentando consolarla en murmullos. Los ojos verdes de Michelle se posaron en ella con desolación. Le tomó un momento reconocerla, pudo ver. ¿Qué había pasado? Por fin se animó a formular la pregunta en voz alta, obligando a la muchacha a mirarla a los ojos.
Michelle volvió a responder en francés con desesperación. Tuvo que formular la pregunta dos veces más para que se diera cuenta de que no le entendía. Por último, recurrió al inglés. Era la otra lengua que compartían. Los ojos de la otra se abrieron de par en par mientras respondía en un inglés rústico. Las palabras resonaron en la mente de Vicky un momento antes de que el significado le fuera comprensible: He killed my baby. Él asesinó a mi bebé. ¿Qué bebé?
Buscando un significado posible, Vicky vio la última hoja del diario. Sus ojos recorrieron las palabras a toda velocidad. ¡Michelle había estado embarazada!
– ¿Quién? – le preguntó mientras trataba de tranquilizarla, de que recuperara la cordura. La muchacha la miró con horror antes de pronunciar el nombre que menos esperaba oír con un hilo de voz.
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