Una vez que los demás entraron y pudo comprobar que Liz estaba a salvo, Zach se relajó. No necesitaba tensión de más, eso lo tenía claro. Ahora debía concentrarse en lo que sucedía junto a él, no más allá.
Claro que, descubrió un momento más tarde, eso era imposible. No muy lejos de donde él estaba ahora, Vicky se enfrentaba nuevamente a un par de vampiros sedientos de sangre y venganza. Su remera azul estaba desgarrada, y la musculosa blanca estaba manchada de sangre ajena. Se sorprendía de su habilidad para moverse sobre aquellos zapatos de taco tan alto como si estuviera descalza. Pero era obvio que sus oponentes la estaban superando y necesitaba ayuda.
El vampiro que estaba frente a él estaba furioso. Su rostro estaba totalmente desfigurado, como si fuera un monstruo que en nada se parecía a un humano. Sus ojos estaban tan rojos que era imposible adivinar su verdadero color y el cabello goteaba sangre.
-“Muy bien,” le dijo a su oponente, casi hablando consigo mismo más que con el otro. “Veamos que es lo que podés hacer.”
Se abalanzó sobre su oponente con velocidad, sosteniendo su espada con ambas manos hacia su derecha. El choque fue violento. El otro rugió al sentir el filo desgarrarle el brazo izquierdo, y se desvió de su objetivo: el cuello del muchacho. En lugar de este, sus filosos dientes se hundieron en el hombro. Zach dejó escapar un rugido de dolor. Pero no dejó que esto lo detuviera. Mientras el otro se disponía a atacarlo de nuevo, cegado de ira, él tomó su arma lo mejor posible y atacó. La cabeza del vampiro rodó por el suelo hasta perderse en la oscuridad y el caos.
Sin prestarle atención a su herida, Zach se abalanzó rápidamente sobre una muchacha de aspecto angelical que atacaba sin piedad a Vicky. En solo cuestión de segundos, ambos oponentes de la chica habían sido reducidos, y allí estaban, en medio de aquella locura, uno frente al otro.
Por un momento, fue como si todo alrededor desapareciera. Los ojos grises de la chica se encontraron con los suyos un momento.
-“Gracias,” le susurró, con un dejo de una sonrisa.
Él le sonrió. “Podría ser la última oportunidad que tengas…” Las palabras de Dylan resonaron un instante en su memoria. Había tantas cosas que quería decir, y tan poco tiempo. Entonces ella volvió a mirarlo y le sonrió: una sonrisa tan sincera y llena que lo sorprendió. Era como si ella hubiera entendido lo que estaba cruzando por su mente en aquel momento.
-“Yo…” murmuró él, sin saber exactamente que decir.
Ella le tapó la boca con la mano suavemente. Su rostro se movió de lado a lado en señal de negación.
-“No, no digas nada,” le dijo casi en un susurro. “Solo asegurate de estar vivo cuando esto termine.”
Él le sonrió casi con picardía. Sin decir más nada, se giraron, buscando un nuevo oponente para pelear.
No se había alejado dos metros del lugar cuando una sombra lo tomó por la espalda y lo acorraló contra la pared. Al volverse, se encontró cara a cara con Leo, el ex-novio de Vicky. Sus ojos brillaban como dos hogueras ardientes, y tenía la ira pintada en el rostro.
-“Así que fue por esto que me dejo,” le dijo casi en un siseo, levantándolo con una fuerza inesperada. “Por una rata cazavampiros.”
El dolor lo invadió antes de que pudiera reaccionar, como un fuego atravesándole el estómago. Todo a su alrededor se volvió sombras; y, mientras el furioso vampiro se alejaba en busca de quien sentía que lo había traicionado, se sintió caer.
1 comentario:
-“No, no digas nada,” le dijo casi en un susurro. “Solo asegurate de estar vivo cuando esto termine.”
la primera mejor frase.
la segunda es esa.
-“Así que fue por esto que me dejo,”
... con la primera me llego al corazón soy muy sentimental y esas cosas me emociona mucho y la segunda me reir , me encanta reir . ese libro tiene las dos cosas que me encanta.
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