-“Que sorpresa encontrarte por acá…” murmuró a su espalda una voz fría y totalmente familiar. Aquel odio contenido le produjo un escalofrío. Era la misma voz que había usado aquel día que para ella parecía ser una eternidad atrás, cuando todo había acabado entre ellos, y él la había condenado a muerte.
Vicky se dio media vuelta para encontrarse cara a cara con Leo. Sus ojos brillaban con furia.
-“Debería decir lo mismo,” le respondió ella, intentando permanecer serena. “Pero ya sospechaba que estabas relacionado con esto…”
-“Y vos… ¿haciendo alianzas con cazadores? Eso podría considerarse traición.”
-“También son mi sangre, y todo mi clan está en esto. E incluso tu padre nos autorizó…”
La expresión de Leo se tornó en auténtica sorpresa y tal vez, en el fondo de sus ojos, algo de miedo. Eso le haría perder su inmunidad, y lo sabía.
-“Mentira,” dijo casi sin convicción. El rostro de Vicky le confirmó la verdad. Él rugió de furia. Y se lanzó sobre ella, sus colmillos extendidos. Ella lo esquivó con rapidez, y lo tomó por el brazo, aprisionándolo. Con un grito llamó la atención de varios de sus compañeros, que asistieron en su ayuda de inmediato. El líder había caído. Las reglas debían cumplirse: Leo debía ser enviado a su padre para ser juzgado. Antes de que pudiera entender que estaba sucediendo, varios vampiros del clan de Vicky lo habían sujetado y reducido. Ya no tenía sentido pelear.
Lentamente, todo a su alrededor se fue calmando. Al ver a su líder y protector vencido, los parias se rindieron. No había sentido en seguir hacia una muerte segura sin nadie que los protegiera.
Vicky suspiró. Su mirada buscó a su alrededor, como queriendo asegurarse de que todos los que importaban estaban bien. Will y Tom se alejaban, ayudando a los heridos; su madre se les unía a poca distancia; Milena estaba muy cerca de Dylan, sosteniéndose un brazo ensangrentado. Una sombra pasó corriendo junto a ella, el cabello dorado revoloteándole a la espalda como un rayo de luz brillante. Y entonces, cuando giró a ver que sucedía, sintió que su mundo se venía abajo. A varios metros de distancia, Liz se había inclinado sobre el cuerpo ensangrentado de Zach.
Vicky sintió como si algo la golpeara, y debió hacer un gran esfuerzo para no caer. De a poco, el mareo pasó, y percibió el lento ir y venir de su pecho. Aún estaba vivo, pero por cuanto, no podía saberlo. Sin saber como, se acercó a él. Liz lloraba, abrazándose a su cuello con desesperación, mientras él intentaba consolarla, diciéndole que todo iba a estar bien. Y entonces su mirada se encontró con la de ella, y algo en su expresión cambió.
-“Vicky…”
Ella intentó, sin éxito, sonreírle, y se arrodilló junto a él, al otro lado de la otra chica, que ahora lo había soltado y lo observaba con lágrimas en los ojos.
-“Debe ser grave en serio,” dijo él, observándola, mientras intentaba alzar su mano hacia su rostro. Y entonces Vicky comprendió a que se refería: no lo había notado, pero en algún momento ella también había comenzado a llorar.
-“Vicky,” se giró Liz hacia ella, como rogando. “Tiene que haber algo que se pueda hacer…”
-“Tal vez,” respondió, secándose las lágrimas. “Pero eso lo cambiaría… de forma permanente.”
-“No quiero ser un monstruo,” exclamó él, con un esfuerzo.
Un atisbo de risa escapó de los labios de Vicky, junto con nuevas lágrimas.
-“Ni agonizando vas a cambiar de opinión sobre nosotros, ¿verdad?” Había una amargura en su voz que lo sorprendió.
-“Sabés que no me refería a vos,” protestó él. “Pero si me cambian, no voy a ser como vos…”
-“Si soy yo quien lo hace, no vas a ser un hijo de la noche. Mi sangre no es tan potente para generar el cambio, siquiera. Pero sos un cazador, ya hay suficiente sangre vampírica en tus venas. La combinación debería generar el cambio, y aún así no serías uno de ellos.” Había una cierta inseguridad en su tono de voz, pero ninguno dijo nada al respecto. Él la miró un momento, como meditando, y luego, ante el ruego que se veía en el rostro de ambas, accedió.
-“Liz, necesito que vayas a buscar a mi papá,” dijo Vicky. “No puedo hacer esto si él no lo autoriza.”
Liz asintió y salió corriendo. Vicky se inclinó aún más sobre Zach, hasta que sus rostros quedaron casi rozándose.
-“¿Eso es verdad?” preguntó él.
-“De cierta forma,” respondió ella, rozándole el cuello con la mano, despejándolo. “Pero no hay tiempo para que él me autorice, de todos modos. Solo no quería que ella lo viera.” Y luego de decir esto, hundió sus dientes en el cuello del muchacho como ya lo había hecho otra vez. Esta vez no hubo imágenes que ver. Lo único que percibió fue terror. Si, Zach estaba aterrado, aunque no parecía muy dispuesto a reconocerlo, aún en aquel momento. Casi al instante, se separó de él, y con cuidado, lo sujetó como queriendo sentarlo.
-“Te tiemblan las manos,” dijo él, mirándola con curiosidad. “¿Por qué? Acabas de morderme…”
-“No es falta de sangre,” dijo ella mientras se recogía el cabello en la espalda y dejaba completamente a la vista un cuello blanco casi como el mármol. Luego, utilizando el filo de la punta de uno de sus palillos chinos, se hizo un corte en el mismo, dejando que un hilo de sangre le cayera produciéndole un leve cosquilleo. “Estoy un poco nerviosa”, explicó, mientras hacia todo esto. “Es la primera vez que hago esto, y podría matarme.” Y una vez dicho esto, lo obligó a inclinarse sobre la herida antes de que pudiera replicar nada.
1 comentario:
Sabes lo que deseo=?
saber que pasara con Liz , no se la veo tan fragil pobrecita , no quiero ni imaginar la decepsion que tendra cuando zach o vicky le diga que el no la quiere o cuando ella descubra por si sola , ella es muy fragil ,pero tambien muy lista.
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