Zach se movió, intentando buscar una posición cómoda. Había algo clavándose en su espalda. Vicky dejó escapar una risita. Seguían en el piso. La alfombra aislaba el suelo lo suficiente como para que no fuera incómodo. Luego de aquel instante, de aquel descubrimiento, los había invadido la calma. Ambos habían perdido la cuenta de cuanto llevaban así; el acostado mirando el techo, abrazado a ella, que se había acurrucado a su derecha, la cabeza apoyada sobre su pecho, escuchado el distante latido de su corazón.
-“¿Qué?” demandó él, mirándola de reojo. “Es fácil estar cómoda cuando no hay nada clavándose en tu espalda.”
-“Es que no me explico como podés vivir en semejante caos.”
-“Será que acabamos de pelearnos y está todo tirado por el suelo.”
-“O sea que es mi culpa, ¿no?” preguntó Vicky en un tono entre irónico y divertido.
-“Y…Si…” respondió él fingiendo seriedad.
Ambos rieron un momento. Luego, volvieron a quedarse serios, en silencio.
-“¿Por qué viniste?” preguntó él, entonces.
Ella lo miró con extrañeza.
-“¿Por qué viniste? ¿Por qué intentaste evitar que me fuera?” Agregó él.
Los ojos de Vicky se ensombrecieron. Sin decir nada se levantó y se sentó cruzando las piernas sobre el suelo, mirándolo.
-“Liz y Dylan vinieron a verme. Me pidieron que tratara de convencerte.” Se hizo una pausa. “Liz me mandó un mensaje al celular para avisarme que estaban por salir y estaba preocupada.”
-“Si,” respondió él con una risita. “Me encerró en mi habitación.
La sonrisa desapareció de su rostro al ver que ella seguía seria.
-“¿Qué pasa?” le preguntó, levantándose del suelo y quedando nuevamente a pocos centímetros de ella.
-“Liz…”
-“¿Qué pasa con Liz?”
-“Va a odiarme si se entera de esto…” murmuró con culpa.
-“¿Por qué debería?
-“¡No puede ser que estés tan ciego!” rugió Vicky, girándose y dándole en parte la espalda.
-“No entiendo,” respondió él, perplejo.
-“Aunque nunca me lo hubiera dicho, que lo hizo, creo que es bastante obvio por la forma en la que te mira…” dijo ella con voz temblorosa.
-“¡¿Qué?! ¿De qué estás hablando?”
-“De que ella siente algo por vos…”
-“Pero… ¡es mi prima!”
-“¡No, no es tu prima!” respondió casi con un grito. “¡Es la medio-hermana de tu primo! ¡No tiene ninguna relación con vos!”
Zach la miró perplejo.
Antes de que pudiera decir algo, un sonido llamó su atención. Música. Una voz femenina cantando en un tono melancólico algo que parecía una ópera, acompañada de instrumentos más propios de una banda de metal. Vicky rebuscó en su bolsillo, y sacó su celular.
-“Es mi prima,” explicó mientras lo abría y atendía. “Hola.”
El único sonido que se escuchó por un momento fue el zumbido de la voz de la otra chica en el aparato. Vicky la escuchaba seria.
-“No se cuanto pueda tardar en llegar,” respondió sin moverse. “Estoy lejos.” Silencio otra vez. La otra hablaba. “Ya voy para allá,” concluyó la chica, cerrando el aparato y levantándose del suelo casi de un salto.
-“¿Qué pasa?” interrogó Zach, olvidando su conversación anterior.
-“Hay una reunión del clan. Tengo que estar ahí…”
-“¿Cuándo?”
-“¡Ya! Es una cosa así como de emergencia… ¡No voy a llegar!”
-“¿Dónde tenés que ir? Yo te llevo…” Mientras decía esto, se puso de pie.
-“Donde fue la fiesta… la primera a la que fuimos…”
Él asintió.
Zach rebuscó en sus bolsillos y en la mochila, y tomó dos juegos de llaves. Acto seguido, le hizo un gesto a la chica para ir hacia la ventana, la única salida.
Ella sonrió.
-“Podemos hacer esto bien.”
-“La puerta está cerrada con llave… y no la puedo abrir. Y no la vas a romper,” la atajó al verla dirigirse a la puerta. “Sarah va a matarme si no.”
Ella hizo un gesto que podía interpretarse como un “como quieras” y saltó por la ventana. Aterrizaron con total naturalidad en la vereda, justo frente a la puerta del garage que él se dispuso a abrir.
-“No te asustan las motos, ¿no?” le preguntó.
-“No, respondió ella con un tono algo distante. “Mi papá tenía una cuando era chica.”
-“Ah…” Zach meditó un momento mientras entraban. “Dijiste que la que te llamó era tu prima, ¿verdad?”
-“Si.”
-“¿Y por qué lo dijiste como si la conociera? ¿La conozco?”
Vicky lo miró sin entender un momento.
-“Si que la conocés. Aunque ahora que lo pienso… nunca te dije que era mi prima… Milena, la chica que me invitó a la fiesta.”
-“Me dio la sensación de que se parecían un poco…”
-“Tenemos ojos parecidos; los de ella son más claros.”
Zach asintió. Podía que fuera eso. Sin decir más se acomodaron sobre el vehículo y salieron. En veinte minutos estaban en el lugar.
Vicky abrió una puerta y lo hizo pasar. El edificio era el mismo, pero estaban en la planta baja. Frente a ellos había una puerta doble de madera. A un costado había otras escaleras. La habitación no tenía ningún mueble.
-“No podés pasar,” le explicó la chica, señalando las puertas. “Solo miembros del clan…”
-“Claro,” respondió él. “Te espero acá, si querés. No voy a hacer nada, te lo prometo.”
Ella le dedicó una sonrisa forzada y cruzó las puertas, que se cerraron con un sonido seco a su espalda, dejando escapar por un segundo el sonido de voces que discutían.
No hacia demasiado desde que estaba allí esperando, cuando la puerta se abrió otra vez. Una suave música inundó el ambiente. Vicky se asomó y le alcanzó su teléfono celular.
-“Tomá, es Liz. Atendela.”
Zach abrio el aparato mientras la chica volvía a entrar. No se lo había terminado de acercar a la oreja, cuando el llanto y la voz desesperada de su prima empezaron a sonar:
-“Vicky, acabamos de llegar,” dijo entre sollozos, sin dejarle hablar, “todo es un desastre. No sé que pasó, pero Zach no está y no sé que es lo que le pasó…”
-“Liz, tranquila,” intentó calmarla, aún sorprendido por la desesperación de la chica. “Soy yo, soy Zach.”
-“¡Zach! ¡Estás bien!” exclamó ella al oír su voz. “Pensé…”
-“Quedate tranquila. Estoy bien. Vicky está teniendo una especie de… reunión familiar. Tuve que traerla de urgencia.”
-“Pero… ¿Pasó algo?” El tono de Liz se fue volviendo más relajado, si bien la preocupación seguía presente.
-“No sé. No me dejaron entrar.”
-“¿Y… qué fue lo que le pasó a tu habitación?”
-“Ah, eso… Vicky y yo tuvimos una… pequeña peleita. Nada importante.”
Se hizo silencio. Incluso la respiración de Liz sonaba más calmada. Aún así, Zach seguía sorprendido. ¿Podía ser posible que Vicky tuviera razón respecto a los sentimientos de la otra chica? ¿Realmente había estado tan ciego todo este tiempo como para no verlo por sí mismo?
-“¿Qué… qué pasó en el concejo?” preguntó, por último, para cortar el silencio interminable.
-“No mucho,” contestó la otra, intentando concentrarse en el tema. “Hay otra reunión mañana a la noche. No se llegó a gran cosa.”
-“Ok. Después me decís bien que se habló.” La otra asintió y cortó. Zach cerró el teléfono y se sentó sobre la moto, meditando.
1 comentario:
Me Encanta Vicky y zach y liz y dylan , creo que todo los personagen me tiene cautivada cada uno a su manera, son fabulosos!
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