5 dic 2011

Cazadores: Zach y Vicky. Parte 21: Liz





Por segunda vez aquel día, Liz volvió a caer junto al cuerpo de Zach. Pero esta vez, a diferencia de la anterior, él no le respondió. Sus ojos miraban sin poder ver, y se respiración estaba agitada. Pero casi al instante había desaparecido, y no quedaba ningún rasgo de vida en él.
Tom, el padre de Vicky, se acercó a ella casi como ausente, el horror pintado en sus ojos. Con cuidado, la apartó del muchacho al que ella se abrasó con fuerza. Vicky parecía dormida, pero algo en la forma en que su cuerpo cayó sobre el regazo de su padre le indicó que su sopor era aún más profundo que solo eso.
No podía ser posible. Aunque debía haber imaginado, por la inseguridad en la voz de la chica al explicarles lo que pensaba hacer, que esto era posible. Solo que, ahora que finalmente había sucedido, se negaba a creerlo.

La profesora de Literatura le llamó la atención por quinta vez aquella mañana. Debió hacer un gran esfuerzo para poder concentrarse en lo que la mujer le decía.
 -“… y por favor dígale a su primo que se acuerde de estudiar para el examen de la semana que viene.” Liz sintió una punzada en el estómago ante la mención de Zach. En la escuela habían decidido que era mejor no decir nada. Al menos no por un tiempo. Habían justificado su ausencia diciendo que estaba de viaje visitando a unos parientes lejanos. No tenían muchas formas razonables de explicar que Zach estuviera muerto. Y como cabía la posibilidad de que, algún día, despertara, tampoco les había parecido razonable decirlo porque, si esto sucedía, como iban a explicar que hubiera vuelto. Y, después de todo, al menos por un tiempo, tal vez Zach quisiera retomar su vida.

El primer día, se había sentido terrible. Había pasado todo el día llorando junto a la cama donde el chico descansaba. Luego, Dylan la había obligado a ir a la escuela, y a seguir con su vida.
 -“No sabemos cuando se va a despertar, si es que se despierta,” le había dicho su hermano, intentando no ser muy duro con ella. “Y aunque lo haga, tenés que hacerte a la idea de que no va a ser el mismo de antes. William ya nos lo explicó: no saben exactamente que efecto va a tener la sangre de Vicky, pero sea el que sea, él no va a ser el mismo. Va a cambiarlo. Para siempre.”
En el fondo, tampoco quería aceptar eso, pero sabía que era verdad. Sabía que tenía que mentalizarse, que tenía que acostumbrarse a que el Zach que había conocido no iba a volver. Y, si algún día despertaba, tendría que contentarse con que no hubiera muerto aquel día, como hubiera sucedido si Vicky no hubiera intervenido y arriesgado su propia vida en aquel intento desesperado de salvarlo.
Y esto la había llevado a darse cuenta de otra cosa. Vicky había dado su vida por él. Ninguna persona en su sano juicio haría eso por nadie, a menos que sintiera algo por ese alguien. Y entonces la verdad se había vuelto tan clara con el agua frente a sus ojos: aunque volviera, Zach nunca iba a ser para ella… Y curiosamente, esto no la enfureció ni la entristeció. Después de todo, Vicky era su mejor amiga…

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